miércoles, 9 de marzo de 2011

Haciendo que el cliente se conozca

Mientras voy leyendo los capítulos me doy cuenta de la paradoja de saber y no saber, de reaprender lo aprendido . . . nuevamente me trasladaré a mi experiencia laboral, cuando parece que estas aprendiendo a ser consultor y crees que ya casi lo logras y cuando te das cuenta que todo es un continuo aprendizaje y que el logro es eso: nunca dejar de aprender.
Como consultor me ha ocurrido que llego con mi cliente a descubrimientos clarísimos acerca de la organización, sabemos la realidad y hacemos la estrategia para el cambio, sin embargo, una bola de nieve cargada de "hay que atender lo urgente" (porque lo pide el corporativo, lo pide el cliente de la organización, porque salió "X" problema, etc.) y lo urgente hace a un lado lo importante.
Me recuerda el cuento del talador de árboles, que exactamente como es no lo describiré, pero es más o menos así: el talador apuradísimo en lograr el objetivo de número de árboles a talar, no se tomó un respiro para afilar la sierra, ¿cómo continuar cortando áboles si la sierra ya no tiene filo? el resultado . . . . finalmente el objetivo no lo logró. Afilar la sierra es un pequeño detalle que los integrantes de la organización, algunas veces olvidamos.

Preguntas para que mi cliente haga sus propios descubrimientos:
  • Cuándo terminaste la carrera, ¿cuál fue tu sentimiento en relación a tu futuro laboral?
  • ¿Qué aspectos apreciarías de la organización en la que decidas contratarte?¿Por qué?
  • Platícame alguna experiencia durante tu estancia en la universidad que te haya resultado gratificante
  • ¿Qué comportamientos tuviste para llegar a ese resultado?
  • ¿Esos comportamientos, te han dado resultados positivos en otras actividades de tu vida?
  • ¿Crees que te den resultado en la vida laboral?¿Por qué?



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